miércoles, 19 de agosto de 2009

Un poco de historia

Abrir este blog fue un gran salto para mí. El miedo a la crítica ha sido mi mayor impedimento para tantas cosas en la vida. Y no es el miedo a la crítica de los demás lo que más me asusta. Es el temor a la autocrítica lo que me quita el sueño. Tengo que vencer este obstáculo de una vez por todas. Es por eso que he abierto mis pensamientos y hallazgos a través de esta maravillosa herramienta electrónica.
Debo decir que no es de mi interés saber si tengo un lector o dos o cien. Solo busco liberarme de las ataduras mentales que me han paralizado por años.
Desde chica me ha gustado escribir. En algún momento de mi niñez tardía y adolescencia temprana recuerdo que incluso logré hacerlo con cierta soltura. Más de 10 años han pasado y confieso que hoy me resulta complejo escoger las palabras de cualquier texto que pudiera ser leído por otros ojos además de los míos. Definitivamente es muy distinto escribir en la intimidad de un cuaderno que luego escondo en lo más profundo de un cajón de calcetines.
Vengo de una familia de académicos. En mi casa las paredes parecen estar construidas con libros. Abundan los ejemplares de filosofía, historia, política y arte. Tenemos una sección considerable de libros de cine y un cuarto lleno de novelas. Entre ese ambiente literario, el miedo a enseñar escritos propios a mis padres, se encontraba muy bien alimentado. ¡Pero qué niña tan ocurrente! Creía que si no escribía ensayos como Borges, no tenía ningún talento. Lo más absurdo en esta historia es que mi familia siempre me ha apoyado hasta en los caprichos. Incluso el de estudiar una carrera que estaba evidentemente lejos de mis intereses, al menos hasta entonces.
Así fue como tomé la decisión de estudiar Ingeniería Mecánica Eléctrica. No recuerdo con exactitud lo que pensaba en ese momento. Lo que si tengo claro es que creía que de esa forma tendría mi propio espacio intelectual. Un espacio intocable por la crítica de la familia e incluso por la autocrítica al tratarse de un mundo por completo inexplorado. Mi terquedad hizo que lograra terminar la carrera sin si quiera preguntarme si lo disfrutaba o no.
Tres años han pasado desde que me gradué y ahora lucho por revertir esa decisión y regresar a mis verdaderos deseos, mismos que aun no conozco a la perfección. Pero por algo se empieza, y así es como hoy escribo estas palabras y las envío al ciberespacio.

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